viernes, 24 de julio de 2009

Volverte a ver

Conocerte fue mi fin, era necesario girar en el camino, hacer una pausa y sentarme a contemplarte, a ver como reías, a aprenderme tus gestos, a esos choques tan accidentales como levantarme de la cama, con la esperanza de encontrarte en mi camino, planear decirte tres palabras, para ni siquiera poder decirte una.

Supongo que me acostumbre una vez que llegaste y tocaste mi puerta, me gustaban tus abrazos, pero me gustaban más tus besos, yo iba, tu venías, pero siempre juntos en compañía, esas noches largas y el roce fino de la lluvia sobre tus cabellos y mis mejillas, parecía tan sencillo, que no supe de lo complicado.

Aviones, trenes y kilómetros, hemos recorrido ya bastante y aunque sigo albergando el deseo de encontrarte, cada día nos hacemos más distantes, creo que mi recuerdo más pequeño se hace y yo me aferró a la última pizca de la esencia que en mi has dejado, no te quiero perder, aunque tampoco te pueda tener.

Ni siquiera es necesario buscar más argumentos, el resultado por si sólo habla, tan sólo breves encuentros, corazones alejados y sueños que se añejan, quizás un día sepan tan bien, de la misma forma que una vieja botella de vino, mis letras no te llega, pero más triste aún es darse cuenta que tal vez yo tampoco llegue a ti.

He soñado que una vez más caminando por la vida, de esas casualidad que resultan tan increíbles coincidamos en el lobby de un hotel, en la casa de un amigo o en la simple avenida y yo te podría decir… cuanto espere volverte a ver.

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