No puedo evitar tratar de averiguar si existe una forma de regresar el tiempo, provocar un encuentro, un cruce de miradas, un tibio roce de manos, algo pequeño que diera paso a algo mucho más grande y me enloquezco al pensar que el hubiera no existe, porque tal vez en ese hubiera podría ser más sencillo llegar justo a ti.
Me declaró tonto por pensar que todavía tengo tiempo para encontrar la manera de hacer que me veas, que me veas como esa primera vez y que en secreto me confieses que no quieres que me aparte de ti, ojala fuera tan sencillo, mucho menos complicado como cuando me perdí tratando de llegar hacia ti.
Ojala en mi suma 2 + 2 sumará 22 y no todo lo contrario, porque mientras más te pienso, más entiendo que la distancia que nos separa se hace grande y tu no me escuchas, porque tal vez yo no he aprendido a verte, a leerte, a darte lo que necesitas y de esa forma recibir lo que tanto añoro, porque quizás soy un recuerdo y tú una constante.
Pasé todo el día pensando si debía escribirte o llamarte y tan sólo concluí que sigo siendo el mismo cobarde que esa primera noche ignoro tu llanto para fingir que era demasiado fuerte para pretender hacer una vida junto a ti.
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