viernes, 25 de enero de 2013

La pared verde



Cuando terminas con alguien, sin saber si realmente ha sido definitivo, hay formas de saberlo, una es, si cuando vuelves a su casa el cepillo de dientes que solías utilizar ya desapareció, dejo de existir, pues bueno, eso quiere decir que de cierta forma sabía que no ibas a volver.

Después de un tiempo, lo primero que hice al entrar fue buscar la pared verde que había pintado para mí, era un tanto caótico, la pared verde siempre le recordaría a mí, ni siquiera le gustaba el verde, simplemente la pintó de verde, porqué un día me preguntó ¿de qué color la pinto?, y yo dije ¡verde!, y me dijo ¡pero no me gusta el verde! Y dos semanas después la pared era verde, cuando nos separamos pensé, mmm… esa pared dejará de ser verde, porque el verde siempre le recuerda a mí, pero cuando volví un día de visita me di cuenta que la pared seguía siendo verde, y así es como supe, que aunque ya no estemos juntos, siempre, siempre se quería acordar de mí.

Y si, la pared era verde, pero nosotros ya no seríamos más nosotros, y si nosotros dijimos siempre juntos, y no, la vida dijo no de esa manera, y entonces pensamos que quizá podría ser y entonces nos dimos cuenta que lo que no fue no habría de ser.

Entonces callaste y yo callé, nos abrazamos y al final marchaste y yo también marché, y luego siempre nos encontrábamos cuando menos lo esperábamos y luego nos abrazamos como quien nunca se quiere soltar, y al final siempre decíamos hablamos y al final siempre sabíamos que nunca habríamos de hablar.

Y un día cualquiera nublado, con frío o con sol, nos dimos cuenta, pero caímos en la cuenta que la distancia no era nada, junto a los años que nos separaban y te vi a lo lejos y me viste a lo lejos, me sonreíste, te sonreí y por fin nos dijimos adiós.

Pero al final nunca nadie entendió que lo único que nos quedó fue la tristeza enorme y ese hueco en medio que nos había convertido en un par de ajenos y si, la pared seguía siendo verde pero yo ya me había convertido en recuerdo.

lunes, 21 de enero de 2013

Mis años apagados



Y a veces siento que un revólver en la boca es lo más cercano a una solución

Y en el tiempo perdido busco nuestros besos y abrazos que han quedado en el olvido y los guardo muy adentro donde nadie los vea, 

que nadie sepa que hemos sido derrotados y que sin armas nos han dejado, levanto el vuelo pero tú, tú ya no vas conmigo

miénteme con esos labios con los que me has besado y dime que estarás esperando en otra vida, en otro cuerpo, en otros besos, cuando ya no estemos tan cansados

Aférrate al sentimiento de saberme tuyo, de saberme único y piénsame con una sonrisa, olvidando esa lágrima que brota en nuestra despedida

Se invencible, se fuerte, se el viento que levante tus alas, que te lleve a miles de kilómetros de distancia

Que nunca nadie te diga que nos hemos equivocado en habernos amado, que nadie te convenza que ha sido una mentira

Pero tampoco te detengas y te aferres a mi ausencia y en medio de la nada, de los recuerdos, ¡ama, vive, que yo seré el viento que susurra a tus espaldas!

Que siempre serás el motivo de mi brillo, aunque mi vida se haya apagado, nunca el sentimiento de haberte amado con el corazón

Con mis manos, con las lágrimas de mis ojos que brotan hoy en nuestra despedida y que sepas que siempre te he amado hasta el último de mis días

qué nada nunca nos separe aunque nunca nos volvamos a ver las caras, te amo con la furia de mis años apagados