lunes, 30 de agosto de 2010

Asi es Gonzo - El peligro en nuestras calles

Hoy por la mañana me levanté en extremo positivo, me vestí de blanco, tomé mis tennis y decidido a tomar este día por los cuernos comencé a trotar por las calles de mi residencial. Me puse audífonos para escapar de la realidad y mientras iba tarareando algunas de mis canciones favoritas algo comenzó a llamar mi atención.

Me hubiera gustado poder cerrar los ojos, si, usar audífonos para siempre y una especie de antifaz que no me permita vea la realidad, pero creo que durante mucho tiempo tuve un antifaz imaginario y audífonos que no me permitieron darme cuenta del caos donde hemos estado viviendo los últimos tiempos.

Recuerdo que antes solía sentirme seguro, pensaba que si algo sucedía tan sólo tenía que llamar a uno de mis padres y el problema se resolvería, caminar por estas calles era pura alegría, la pura vida, todos nos conocíamos y las casas eran una maravilla, hoy veo un panorama distinto, ya casi nadie sale a la calle, estamos llenos de rejas, veladores, guardaespaldas, la crisis también llego a muchas de las grandes familias que conservan sus camionetones viejos y las grandes bardas de sus casas despintadas.

Hemos tenido tan mala suerte que la lluvia se ha hecho presente y lo que antes era el parque donde nos reuníamos a jugar, hoy parece un campo de batalla, lleno de ramas y montones de lodo por la última inundación, si, ahora hasta nos inundamos y ni que decir de las calles… son todo terreno, llenas de lagos, estoy seguro que algunos tienen mayor profundidad que muchas de las piscinas que adornan las casas.

Al llegar a casa fue inevitable que la tristeza no me invadiera, pensar que alguna vez todos eramos conocidos y que el mayor escándalo que ocurría era un divorcio, ahora se escucha hablar de fiestas clandestinas, carros blindados, operativos de madrugada y gente desconocida con mucho dinero, uno ya no sabe si es cierto, pero con todo lo que vemos en la televisión, no dudaría que aquí también ya hemos sido invadidos.

Es inevitable no pensar, pero sobre todo no sentir un poco de temor para andar en tus calles, ahora ya no podemos confiar ni en la servidumbre, ni en los veladores, ni en el chofer, después de escuchar la historia de la hija de Nelsón Vargas, es más yo ya no confió ni en mi vecino, qué tiempos aquellos donde si bien no éramos amigos, al menos fuimos conocidos, al final del día no tuve más remedio que dirigirme a una tienda departamental y comprar una de esas caminadoras que tanto anuncian en la televisión, así que el día de mañana me volveré a vestir de blanco, a ponerme mis tennis y esos audífonos… sí, creo que lo mejor será no salir de casa y correr con los ojos bien cerrados, para olvidarme del temor que nos han dejado.

viernes, 27 de agosto de 2010

Voy... para tratar de olvidarte

Voy a conjugarte, trataré de hacerlo en pasado

De una forma tan sutil e inevitable

Voy a conjugarte, hacerte unas rimas

Para después olvidarte


Voy a ser breve y algo pasajero

Tanto como nuestro encuentro tan fugaz

Entre las sábanas de tu cama

Voy a convencerme que este día el camino se acaba


Voy a recoger mis cosas, mis detalles

Dejarte sin la inspiración

Voy a detenerte y no voy a permitirte

Que sigas usándome en tus textos


Voy a demostrarte que se perder la cordura

Pero también se reconocer hasta donde es cuando

Voy a poner los puntos sobre la mesa

Esos puntos finales


Voy a ser discreto y no decir tu nombre

Tampoco hablar de esos encuentros

Es más voy a tratar de no recordarlos

Y si se puede voy a olvidarte cuando caiga la noche

martes, 17 de agosto de 2010

Te voy a leer

Te voy a leer… a medias

Entre líneas… como tú decidas

Te voy a leer… en la distancia

E incluso lo haría hasta en la cercanía


Te voy a leer… sabiendo amarte

Aunque tenga que olvidarte

Lo haré de noche

Camino a casa, camino al cielo


Te voy a leer… mis días

Mis noches, las tardes solas

Los caminos solitarios

Toda mi travesía


Te voy a leer… porque ya me cansé de escribirte

Y no tener respuesta

Porque no has sabido comprender

Y tampoco quieres entender


Te voy a leer… quedito, despacio y a obscuras

Te voy a leer… el cuerpo, la mente y los pechos

Te voy a leer… tu sexo, la cama y tus ganas

Te voy a leer… te voy a leer… te voy a leer… porque no tengo nada que hacer

viernes, 13 de agosto de 2010

Así es Gonzo - Carta de presentación

En el colegio los problemas de los demás eran la mejor forma de aprender una lección, yo creo que por eso desde ahí optamos por el “no pasa nada”, porque sabías que en cuanto aceptabas que algo sucedía rápidamente te convertías en caso de estudio, como esos que aparecen en los exámenes y porque resulta que al final fuiste el único incapaz de ver la solución correcta.

Constantemente la gente me pregunta ¿dónde estudié? Y en seguida me acosan con otra pregunta ¿lo recomendarías?... después de una larga pausa y un incómodo silencio en el que valoro el impacto de una mentira que quieren oír o una verdad a la que no le harán caso, ya que al final se que como todo ser humano se van a quedar sólo con aquello que quieren oír.

Posiblemente si tuviera 5, 10, 15, 20 años diría que sí, pero a mis 25 resulta que me estrellé con el México real y salvaje que no aprendes en los libros de texto, ese que hoy vemos en la noticia y ese del que todos nos quejamos y nos seguimos preguntando ¿en qué momento?...¿ en qué momento del subconsciente?, ¿fue entre ese último café, el viaje a Houston o las noches que no tenían fin en la universidad que la mala suerte como país nos invadió?

Lo cierto es que hoy está de moda coincidir, coincidimos con las ideas más extrañas que nunca se atravesaron en nuestra cabeza, digo en sexto año quizá me hubiera gustado llevar la materia “¿cómo sobrevivir a los ataques de los narcos?”, en la secundaria no me hubiera caído mal llevar un poco de “Ciencias para no perder la paciencia en el servicio al cliente” de cualquier empresa y en la prepa algo más mordaz como “Matrimonio Homosexual I y II” y rematar con “Matrimonio Homosexual y Adopción” para cerrar el ciclo y quizá así poder entender a mi México de hoy.

Hoy me confieso perdido, quizá un poco más que ayer y espero que mi confesión no provoqué esa serie de comentarios que suelo provocar cuando con toda la inocencia digo “no entendí”, sí, de repente se me olvida esa lección tan importante con la que todos hemos crecido si no entiendes de lo que están hablando, sólo asiente con la cabeza y quédate callado.

Creo que no entendí ni la uno, ni la dos, porque ni asiento con la cabeza, ni tampoco me quedo callado como el resto de mis compañeros, aunque bueno, tengo que reconocer que la mayoría de ellos se ven tan felices en sus casas de dos pisos, sus dos hijos, su esposa y su amante, aunque no les termino por comprar esa idea de que muy felices, muy felices y buscan cualquier pretexto para huir de casa.

Lo cierto es que no puedo evitar esbozar una sonrisa ante nuestra realidad, muchos de nosotros fuimos convencidos de estudiar en prestigiadas universidades que nos darían acceso automático a las mejores bolsas de trabajo de las mejores empresas del país… pequeño detalle que nadie vio venir, resulta que muchas de esas empresas cerraron y las que no cerraron, simplemente cortaron a su personal.

O aquella otra historia… sí, esa que la monja nos vendió, a la que no podíamos contradecir, porque sería una falta de respeto, cierto, teníamos la obligación de casarnos y tener hijos, lo irónico es que lo único que va en aumento son los divorcios y bueno, mis amigas, esas que sí se creyeron el cuento del príncipe azul y que ahora creen que la teoría del sapo, aplica para cualquier borracho.

No, si este país es una maravilla y nosotros unas víctimas del sistema, siempre que me preguntan ¿dónde estudié?... suelo dar la misma respuesta… fui educado bajo el sistema del no pasa nada, donde no corro, no grito, no empujo, no era parte de un simulacro de temblores, sino de la vida misma y de todas las acciones que hacíamos, donde Dios era el centro del universo y la esperanza de que siempre vendrían tiempos mejores… bueno, eso era una filosofía de vida, que es tema de otra historia.

lunes, 2 de agosto de 2010

Esta es nuestra despedida

Es cierto… no te lo voy a negar, es más, ya ni siquiera te voy a contradecir, ni contar otra historia, ¿ya, para qué?, o debería decir ¿para cuándo?... tienes toda la razón cuando lo has dicho, no sé si cuando lo gritas, porque cuando gritas suelo perderme en el horizonte, que te entiendo, mucho más de lo que crees y lamento que los domingos en la cama te parezcan sumamente aburridos.

Que es la una de la mañana y nuestro barco se dirige al naufragio, que vamos cuesta abajo, caminando en solitario y muchos de esos silencios, que tú esquivas mis miradas y yo ya no soportó tus besos, tus abrazos me sofocan y mis pláticas ya no te interesan, tus ronquidos me molestan y mi pasividad te nerva, que puede que tengas razón y sea yo, que puede que tenga razón y seas tú, pero si de algo estoy seguro es que ya no somos nosotros.

El otro día te vi salir del cuarto, tu cuerpo húmedo y tu paso pausado, yo me hice el tonto, me quede ahí en ese lado seguro, cerré los ojos y me hice el dormido, escuche tu respiración tan de cerca, pero ya ni siquiera despiertas mis instintos, la otra noche que volví a casa vi que con prisa a la cama te metías, que apagabas la luz y fingías dormir, te conté tantas tocas, mientras tu creías que yo creía que no me hacías caso, se que te di en la herida, la prueba fue que al día siguiente el mal humor fue tu compañía.

¿Yo?, silencio, sin ganas, ¿te puedo contar un secreto?, el otro día en el supermercado intercambié miradas, nos vimos desde lejos, estoy seguro que los dos comenzamos a jugar ese juego, ese juego que alguna vez tú y yo jugamos, ya sabes, ese de que me cruzó sin querer por tu camino y al rato choco por accidente contigo, casualmente compramos lo mismo y te hago una pregunta tonta y respondes con una sonrisa.

No, no, no, se que no hice bien, ni tienes que decírmelo y tampoco te molestes en recriminarlo, ¿para qué?, eso no se compara con el enorme cuerno que ya traigo en la frente y te juro que no es revancha, a estas alturas el cuerno es un accesorio que me empieza a gustar demasiado.

Por cierto, el otro día me encontré a tu madre, me dijo que le hablarás, pero esa noche discutimos por algo, no me acuerdo, creo que fue por el color de la pared o la comida estaba fría, según yo venías de malas, habías tenido un pésimo día de trabajo y yo estaba aburrido, así que encontré divertido fregarte un rato, confieso que las cosas que me dijiste me molestaron demasiado, así que me quedé con el recado.

Si te digo, que eso de vivir en pareja nunca ha sido tan sencillo, sólo de pensar que tengo que empezar a recoger mis cosas y ¿si te las vendo?, te las dejo a mitad de precio, sólo me voy a llevar mi ropa y uno que otro objeto, odio las mudanzas y me gusta viajar ligero, tal vez podríamos vender todo y repartirnos el dinero y ya de paso los recuerdos y si te quedan ganas me das un beso de despedida y si quiero te doy la cogida de tu vida.

Sí, sí, sí, que me acuerdo, que nunca se me olvida, que tengo que ir a misa los domingos para redimirme por los pecados, anotar en el refri los pendientes, apagar la luz antes de salir de casa y desconectar la plancha, que el celular se conecta cada noche, lamento todas esas veces que me hablaste y se iba directo al buzón, nunca ha sido a propósito, sólo que sabes que la tecnología no es lo mío.

Lo sé, la tarjeta se paga una vez al mes y del resto me acordaré en el camino, oye y ¿te puedo llamar alguna vez?, digo para pedirte un consejo, saber ¿cómo estás?, de vez en cuando escuchar tu risa, tú también puedes hablarme, es más si te quedas sin gasolina yo te la llevo y no te cobró, cambiarte un foco y abrigarte cuando haga frío, es más podemos ser como esas parejas modernas en que salen a comer todos y cuentan chistes y conviven, ¿qué te parece la idea?

Bueno me voy a escabullir como buen cobarde a media noche, hay un poco de lluvia, pero este es mi momento, prometo volver por mi cosas y hablarte, tómate tu tiempo, yo aún tengo un poco de ropa en mi departamento, ya encontraremos la forma de dividir el resto, amor mío ten dulces sueños, amor mío ten buena vida, amor mío abrígate del frío, amor mío no me borres de tu memoria… te amo y te voy amar por siempre, pero esta es nuestra despedida.