lunes, 15 de marzo de 2010

Las cosas que recuerdo, que pasan, que se van y sin embargo permanecen

Mi más grande amor no correspondido

Supongo que es una manera de poner en palabras todo aquel viejo sentimiento que me llenó de tantas emociones, habrá quien piense que esto es una forma de demostrar que en cierta forma sigo atado a ti, siendo preso de tus besos y esos recuerdos que han dejado huella en mi persona, lo cierto es que siempre estaré atado a ti, una parte de mi, a veces te pienso y de repente te extraño, pero extraño lo que fuimos, porque lo que hoy somos suele ser tan distinto de aquello que me hizo perder la cabeza, siempre serás mi más grande amor no correspondido.

Yo tenía 20 años, tú tenías unos cuantos mas, no muchos pero si los suficientes para marcar una diferencia, nos conocimos por accidente, recuerdo tu caminar desgarbado igual que tu look, hacia demasiado calor y yo esperaba sentado a que alguien más apareciera, no apareció nunca, pero apareciste tú, platicamos un buen rato, nos confesamos otro tanto, creo que tome una limonada y no recuerdo que tomabas tú, pero a veces buscando no llamar la atención hablamos con señas.

Esa tarde yo volví a casa, seguro que jamás te volvería a ver, seríamos una simple coincidencia, un resultado de un evento desafortunado, pronto volví a saber de ti y la curiosidad crecía en mí, empezamos a compartir sueños, ideas, tristezas, alegrías, de repente ya éramos tres, soñamos con conquistar el mundo, compartíamos largas horas en el teléfono y me dabas mil consejos porque yo pronto estaba por irme.

Lo curioso de todo esto es que a mis 20 años yo sólo quería amar, descansar abrazado en una cama, besar hasta el cansancio y simplemente aburrirnos, yo quería enamorarme, se me había convertido en una obsesión, más que en un deseo, más tarde la vida me enseñaría con una simple frase algo que todavía no he llegado a comprender del todo, desconozco quien es el autor, pero una parte de mi la ha hecho propia “amar no es lo que queremos sentir, es lo que sentimos sin querer”.

Cansado de no lograr mi objetivo, decidí emigrar a otra aventura, estaba seguro que al menos yéndome lejos podría tener un amor de esos que todos tienen cuando visitan tierras lejanas y te marcan la vida, entonces me enfrasqué a lo que ha sido uno de mis más grandes aciertos, viaje a Australia, en ese viaje conocí, pero sobre todo me reconocí en muchos aspectos, me reconcilie en muchos aspectos conmigo y la vida me dio grandes lecciones, ya no tengo mucha gente que vivió conmigo esa época, pero viviré infinitamente agradecido con cada uno de ellos.

El caso es que a mí me quedaban menos de tres meses en este México que tanto amo antes de volar lejos y súbitamente aparecías tú, yo ni sospechaba la importancia que tomarías en mi vida.

El tiempo pasaba y tú atravesaste por el dolor más grande, te arrebatan de una forma tan violenta a alguien a quien tu tanto amabas, ese lazo de sangre, que te pueden quitar, pero siempre permanece, yo no pude estar ahí contigo y te rompiste en mil pedazos, yo trataba de pegar tus fragmentos desde el otro lado de la línea telefónica, hablamos tanto y tanto, que hasta parecía que estábamos frente a frente, el tiempo transcurría y entre sollozos un día me pediste que no me fuera, que necesitabas que me quedará, tal vez ahora no recuerdes o más bien hayas preferido olvidarlo, para no tener que aceptar que fui importante en tu vida, tanto o más como tú lo has sido para mí.

El día llegó y tal vez sin darnos cuenta empezaste a necesitarme, de la misma forma que yo hacía contigo, nadie lo decía, pero ahí estábamos, pendientes, haciéndonos promesas, sin saber que más tarde esa promesa nos costaría nuestra primera real separación.

Pasó una semana y entre que yo me acostumbraba a mi nuevo horario no supe de ti, hasta que ya en la distancia y realmente en la distancia y por un medio electrónico me hiciste ver que tenías un interés en mí y sí, por primera vez me enamoré, me enamoré en otro país, pero tú seguías aquí en México.

Fuimos contra la distancia, contra el tiempo, encontramos mil maneras de estar juntos, pasábamos horas en el teléfono, creo que dormiste muy poco y yo era feliz hablándote cada que podía y cuando me murmurabas “que me querías” a mí se me iba la vida. El tiempo paso lento, pero yo lo sentía de mí, como te sentía a ti y ahora me recuerdo que esto es una forma de decirte todo aquello que nunca dije y que te quise decir.

Esa primer promesa que te hice como amigo, me costó el más grande dolor, esos textos que antes hablaban de felicidad y me confesaba como un hombre enamorado, me costaron lágrimas y el primer fin de semana más obscuro que tuve en la distancia, no tenía como defenderme y tu no querías tomarme el teléfono para escucharme y de esa temporada salió el siguiente fragmento de un texto impregnado de lo que sufrí Quisiera perderme en este mar... que se lleve todo lo que siento... que estas lagrimas se confundan con gotas de agua... y los ojos rojos sean un efecto de la sal... quisiera poder ser tan fuerte para decirte lo que estoy sintiendo... quisiera ser como el mar... que nunca es el mismo... quisiera poder escribir todo en la arena... para que al final se llevara todo y no dejara absolutamente nada”, era mi esperanza para que supieras que a mí también me dolía, te debía a ti y le debía a él, que te amaba en silencio y me hizo prometer no decirte nada, de la misma forma que un día tu me dijiste que no querías que se enterará que sentías algo por él, yo era el malo, quien había ocultado información para poder quedarme contigo.

De ese mismo texto “que hoy se quiere perder en un atardecer... porque solo necesito una mano que me levante... cuanto desearía que esa mano me la hubieras dado tu... esta va por la llamada que se quedo colgada... no sé que pase en el futuro... pero me conozco y sé que voy a estar bien...”, siempre he creído que tal vez el tiempo no cura nada, pero si nos enseña a seguir viviendo.

El tiempo pasó y encontramos la forma de hacerlo funcionar, sin quererlo entré en una competencia feroz no sólo por llamar tu atención, por rescatar lo poquito que habíamos construido, sino que ahora tenía un competidor que estaba dispuesto a hacer todo y de todo con tal de separarnos y quedarse en tu camino, empezó una de las guerras que mas me desgastó y que tanto me consumió, los momentos de felicidad se empañaron por mentiras, planes y por una clase de ataques que yo nunca supe.

Las llamadas cada vez eran menos y ahora peleábamos mas, un día te reclamé que me gritarás por el teléfono y fue creo que el principio del final, esas promesas de esperarme a que yo volviera para irnos lejos, empezar de cero, mil sueños, nuestra boda, tanto amor y no había forma de hacerlo funcionar, sin querer empezamos a rendirnos, ya no habían cosas bonitas, pero si muchos reclamos, debo confesar que tienes razón cuando ahora me dices que aquel plan de abortar mi viaje y regresar antes para estar contigo no lo iba a hacer, busqué el valor, pero no lo tuve, tal vez era la forma más sencilla de olvidar todo eso que me daba tanto miedo, te quise tanto, que me dio miedo, así que preferí escudarme en ese daño que me hacías, en todo lo que yo te hacía a ti, era mi forma de vengarme, para luego volver a casa y lidiar con la idea de que ya nunca más estaría contigo.

El tiempo seguía pasando y yo me acostumbraba a tener más de un sentimiento, nunca perdía la emoción de estar en un mundo nuevo, pero la tristeza también me acompañaba al reconocer que tú y yo, ya no tendríamos mundo y de ese sentimiento salió este texto “tú me lo dijiste, pero si me tomo por sorpresa verte tan feliz, cuando estabas conmigo, junto a mí, a mi lado, no te vi sonreír así, no te vi esa ilusión, hoy te vas, yo me quedo, me toca verte feliz, yo estaré aquí, plasmando estos versos y desahogando lo poco o mucho que dejaste y me voy de aquí comenzando otra vida, una vida ya sin ti...suerte te mereces todo eso y más”, a ciencia cierta no sé si fue para ti, pero es algo que me hubiera gustado decirte frente a frente.

Y a pesar que el mundo seguía y que yo corría y corría para no perder el tren, era demasiado pronto para declarar que había ganado la batalla, supongo que tenemos algo de masoquistas, los dos, digo, nos decíamos tantas cosas malas, sólo para asegurarnos que ahí seguiríamos y así fue. 4 de Noviembre del 2005 “Supongo que no te he llorado lo suficiente y no te he dicho todo eso que nace de mi corazón, no te he dicho que siento que me dejaste a la mitad del camino, no te he dicho que algo en mí se siente tan decepcionado cuando piensa en ti, que muy adentro de mi no quiero que leas esto, porque no quiero que veas que me siento lastimado, porque sé que eso te hará infeliz y no trato de hacerte infeliz”, a pesar de todo, nunca he querido hacerte daño, ni verte infeliz, hasta la fecha no quiero que seas infeliz.

Decidido a olvidarte retomé mi objetivo, necesitaba enamorarme para olvidarte, ya no quería sentirlo, ya había pasado por eso, quería decirte que había encontrado alguien que te superaba, que no se había acobardado y que había sabido mantener su palabra, pero no ocurría y supongo que fue cuando escribí esto “Que no solamente aprecié mi sonrisa, sino que procuré mantenerla, quiero alguien que aprecie tanto lo que hago en el exterior, pero que cuidé mi alma interior, quiero alguien que camine junto a mi, pero que también sepa que de vez en cuando necesitaré caminar solo, para encontrarnos adelante y poder compartir las experiencias”, soy muy aferrado a mis ideas, un tanto terco y obstinado, no me gusta.

Y de repente un rayo de luz abrió mi vida, más bien iluminó mi camino, siempre he estado abierto, pendiente a los pequeños detalles que marcan una vida, que hacen diferente un vida, soy un hombre de detalles, que tal vez no sepa contestar a un te quiero, pero que agradece lo conozcas y sepas que tiene malos ratos, ratos buenos y ratos en los que más vale cerrar la boca antes de equivocarse, del texto “Y hoy te deje de amar” del 13 de noviembre del 2005 “Hoy tengo la certeza de que ya no hay nada que se escapé de estas manos, que lo que hubo, pasó, fue y será algo importante que habitará en un lugar llamado corazón, pero que el sentimiento ha perdido intensidad hasta convertirse en lo que es hoy, paso de ser un huracán, a una tormenta y hoy no es más que el recuerdo de una historia que me llevó al cielo y me hizo conocer el infierno”, he sido muy sincero siempre, bueno la mayor parte del tiempo, bueno tal vez sólo cuando te decía “te quiero”, pero lo fui, sentí que te había olvidado, que lo habíamos superado, aunque yo sabía que algo en mí siempre te desearía, de ese mismo texto “Hoy estoy listo para decir gracias… gracias por haber sido ese refugio, por darme esos besos en esos sueños, por la darme la iniciativa, por mostrarme que aún queda más, pero sobre todo gracias por tu amistad, porque el camino nos ha vuelto a encontrar y ahora somos amigos… simplemente amigos”, supongo que al fin habíamos llegado al fin del camino, muy maduros, muy centrados, muy humanos, dos personas que se habían amado con locura y ahora compartíamos otra vez lo que una vez nos unió, simplemente éramos ya dos amigos.

Hoy he revisado varios textos y a partir de ahí dejaste de estar presente en muchas cosas, en muchos defectos, en muchos momentos, leo entre líneas y paso las hojas rápidamente de los textos del final de año del 2005 y ya no estabas, tal vez por fin te había borrado de mi memoria, ya no eras inspiración, pero dudo haberlo hecho del corazón, ese lo puse congelado, lo olvidé un rato o tal vez era la cantidad de sentimientos que experimentaba al casi llegar al final de la aventura en Australia, tenía que hacer maletas, preparar el regreso, recoger muchos sentimientos y dejar unos cuantos, no quería llenarme de todo, para poder seguir rodeándome de nada, el año termino y tu seguías ausente o quizás yo era el que se hizo ausente.

El año nuevo prometía buenas cosas para mí, venía regresando de la mayor aventura, traía muchas ideas, muchos planes, muchos deseos, algunos de ellos se concretaron, otros se perdiendo con la desidia del mexicano y unos cuantos más fueron olvidados, pero nuestro sentimiento seguía latente de “En algún lugar donde pertenecimos”, de inicio de año del 2006 “Hoy hice un viaje tiempo atrás en aquellos rincones que llevaban tu nombre y que me hacían escribir esos secretos que solo entendías tu y de los cuáles eras fuente de inspiración, paso a paso lado a lado, hicimos una historia que a más de uno conquisto, pero hoy no somos ni siquiera el recuerdo de eso que construimos, somos 2 ajenos, 2 extraños que día a día se vuelven a hacer daño”, seguías siendo una constante y hasta la fecha eres un bonito recuerdo.

A partir de enero tuvimos encuentros y desencuentros, estábamos demasiado lastimados, pero nos debíamos una oportunidad, arrancamos un camino ya andado y tratamos de hacer de cuenta que nada había pasado, ya no estábamos más lejos, habitamos la misma ciudad, me llevaste a conocer tu casa y yo hice lo mismo, me quede dormido junto a ti y despertaba con ganas de recorrerte, lloramos juntos, nos reímos juntos, volvimos a hacer planes y entre esos planes se encontraba hacernos daño, me entregué a ti en cierta forma, tal vez a medias, tal vez a secas, pero lo hice, quiero pensar que hiciste tu lo mismo conmigo, nos reventamos hasta cansarnos, y te hice más daño del que creí que podía haber hecho, disfruté tu dolor, porque estaba cobrando facturas del pasado, pero me dolió más ver que me ibas suplantando sin siquiera esconderlo.

No se pudo, pero creo que lo intentamos, lo agotamos, tu guardas un recuerdo muy doloroso, pero necesario para mí, esa tarde que llegaste a mi casa yo estaba dispuesto a todo, a olvidarte, a hacerte a un lado, a borrarte, a arrancarte, necesitaba empezar otra vez, lejos de todo aquello que un día fuimos, tuve que aprender o más bien recordar cómo era vivir sin ti.

Te borre de todas las formas que encontré, evité esos caminos donde te podía encontrar, te negué tres veces y creo que te volví a llorar, tal vez no con la misma intensidad de la primera vez, pero me doliste hasta el final, te viví y me viviste, de mil formas, pero tal vez nunca la adecuada, un día me llegó la noticia que te habías ido, que tu también necesitabas olvidar, necesitabas curar, ahora era un hecho, ya no coincidiríamos en ningún rincón, lo habíamos logrado, pero no sabía si me hacía feliz la idea de no volver a verte, pero sobre todo no tenerte como te quise tener.

Ahora si es prueba superada y lo digo con orgullo, porque pensé que no sería jamás así, puede que para ti no haya sido nada, pero para mí fue mucho, la separación de algo que nunca se había logrado, el proceso se había terminado, hoy por ti, de tu propia voz se que eres feliz y por fin podemos volver a sonreír, nos hemos convertido en amigos, no en los mejores, pero si en amigos, seguimos lejos y nunca coincidimos, de repente me enojas otra vez y yo te desesperó, pero ya al nivel de amigos… hoy te he escrito porque un día tenía que hacerlo, para que realmente conocieras de viva voz mi historia, como yo conocí la tuya, hoy te pido un perdón por todo el daño que te hice, no sabía que amarme, resultará tan difícil.

Del texto sin nombre del 2006 “Me hubiera gustado ir de arriba abajo sin tener que pensar en que pasaría…Encontrar en ti una razón suficiente para detener un mundo que se mueve sin medida…
Pintar el día de colores hasta que se quedará sin cabida…
Ser como ese guión que se detiene en el momento exacto y comienza una nueva vida…”…
finalmente el tiempo nunca nos correspondió, cuídate mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario