Sería interesante morir y encontrarme con Lady Di para poder pedirle un consejo, qué me explicase ¿Cómo pudo sobrevivir?, ¿cómo seguir amando cuando los has perdido todo? Y ¿Cómo pudo conservar la serenidad?
Después de caminar y deambular por las nubes cantaría junto a Emma Elena Valderrama “mucho corazón” a una sola voz y luego Toña La Negra se acercaría a mí y me diría que le arranqué la vida.
Tímidamente me atrevería a más y buscaría a un soldado que lucho en Irak y le preguntaría ¿Valió la pena morir ahí?, lejos de él, de sus sueños y del que alguna vez fue.
En una esquina podría encontrarme sentado, pausado y risueño con Colosio y le cuestionaría ¿Qué pasó con el México que alguna vez soñó?; del otro lado me encontraría a Sabines con su temple fuerte y su eterna poesía buscando inspiración.
Quisiera escuchar de viva voz las historias de Enrique Octavo y de su loca pasión por Ana Bolena, preguntarle al Che por su revolución, ¿si tuvo algún amor que alguna vez le ganó a su ilusión? Y ¿A Qué sabe Cuba después de la revolución?
Sería imposible no prestarle atención a su mirada penetrante y persuasiva, las grandes glorias de Hollywood, las divas a sus pies, ¿Cuántos corazones rompió? Y ¿A cuantas conquistó? Sr. Newman.
Y en el silencio de sus voces y el misterio de su desaparición guardaría un silencio largo y profundo, esperando qué despierte su nación y se atreva a levantar la voz para condenar la vergüenza de la injusticia que les ocurrió, ¿Qué se siente no volver a casa?, ¿Qué se siente saber que morirás como muchas más?, ¿hasta donde llega tu indignación?, ¿Cuándo te debe México? Y si tuvieras una oportunidad más, ¿aceptarías regresar a Cd. Juárez?... creo que fue justo ahí donde comenzó tu desaparición.
Sería interesante morir, tan sólo para volver a ti.
Después de caminar y deambular por las nubes cantaría junto a Emma Elena Valderrama “mucho corazón” a una sola voz y luego Toña La Negra se acercaría a mí y me diría que le arranqué la vida.
Tímidamente me atrevería a más y buscaría a un soldado que lucho en Irak y le preguntaría ¿Valió la pena morir ahí?, lejos de él, de sus sueños y del que alguna vez fue.
En una esquina podría encontrarme sentado, pausado y risueño con Colosio y le cuestionaría ¿Qué pasó con el México que alguna vez soñó?; del otro lado me encontraría a Sabines con su temple fuerte y su eterna poesía buscando inspiración.
Quisiera escuchar de viva voz las historias de Enrique Octavo y de su loca pasión por Ana Bolena, preguntarle al Che por su revolución, ¿si tuvo algún amor que alguna vez le ganó a su ilusión? Y ¿A Qué sabe Cuba después de la revolución?
Sería imposible no prestarle atención a su mirada penetrante y persuasiva, las grandes glorias de Hollywood, las divas a sus pies, ¿Cuántos corazones rompió? Y ¿A cuantas conquistó? Sr. Newman.
Y en el silencio de sus voces y el misterio de su desaparición guardaría un silencio largo y profundo, esperando qué despierte su nación y se atreva a levantar la voz para condenar la vergüenza de la injusticia que les ocurrió, ¿Qué se siente no volver a casa?, ¿Qué se siente saber que morirás como muchas más?, ¿hasta donde llega tu indignación?, ¿Cuándo te debe México? Y si tuvieras una oportunidad más, ¿aceptarías regresar a Cd. Juárez?... creo que fue justo ahí donde comenzó tu desaparición.
Sería interesante morir, tan sólo para volver a ti.
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