miércoles, 2 de junio de 2010

Esta vida no será (cuento corto)

-Espera…-dijo sin moverse al verlo entrar esa noche-…necesito que me escuches.

-Por favor-suspiro-no hables.-le pidió tiernamente.

Ella hizo un esfuerzo por callar lo que sentía su corazón, cerro sus ojos y trato de besar sus labios, sufrió al darse cuenta que no sentía la misma pasión de antaño, que ahora sus labios no despertaban el deseo y su corazón había dejado de latir ante su presencia.

-¿Te pasa algo?-preguntó deseando recibir la misma respuesta de siempre, se negaba aceptar que toda su ausencia y su desidia habían por fin terminado con ese amor que un día juraron sería eterno-… no hables.- volvió a pedirle tiernamente.

Esta vez ella se despegó lentamente, necesitaba espacio, necesitaba aire, recordar todas las razones que la habían llevado a tomar esa decisión y sobre todo quería ser fuerte, se negaba a quedarse en un rincón, a convertirse en una mujer que ahogaba sus emociones para no hacer daño y que prefería lastimarse a ella misma, quería encontrar esa fuerza, esa determinación, pero sentía que se le escapaban las palabras.

-Perdón.-dijo él en un impulso por ganar tiempo.

-¿De qué?-preguntó como quien ignora de lo que se habla.

El silencio lo invadió, se acercó una vez más a ella y no obtuvo respuesta.

-Es tarde, tengo que dormir, mañana hablaremos.- dijo ella para luego retirarse a la habitación, mordiéndose los labios de impotencia por callar, reprochándose su poco valor, cuando un impulso de ella se apoderó.

-Esta vida no será.- dijo con toda seguridad.

-¿De qué hablas?- preguntó un tanto sorprendido.

-Esta vida no será, porque tenemos cosas que aprender el uno sin el otro, porque contigo ya lo he aprendido todo.-

-Espera…-trató de interrumpirla.

Pero ella apresuró el paso hacia la recámara, estaban en un piso 20 de uno de los edificios viejos de la ciudad, recién remodelado aún conservaba la humedad de sus paredes y el ruido de los pasos sobre la duela, que aunque era nueva, parecía un tanto clásica ya que la luz del sol de esa tarde iluminaba de forma distinta la recámara.

-Esta vida no será…-volvió a decir ella- porque tus sueños y palabras medias han acabado por romper mis alas.

El trató de sostenerla entre sus brazos, pero era imposible, era como si algo en ella se hubiera apoderado y ahora tenía mucha fuerza, se dirigió hacia el gran ventanal por el cual muchas veces observaron el amanecer cuando estaban enamorados, una fuerte corriente de aire fresca entró por la ventana, lo que provocó que sus sentimientos se encendieran más.

-Esta vida no será…- dijo dándole la espalda- porque todo lo que eres y todo lo que soy no nos deja en libertad y no quiero esto para nosotros.

-Por favor, aguarda- decía él quien comenzaba a mostrarse un tanto desesperado al no poder entender.

-Si me tocas, saltaré por la ventana.-dijo con voz determinante.

Él imaginó la caída, eran 20 pisos, seguro llegaría muerta al suelo y si no el impacto la mataría, no pensaba claro, jamás había visto señas en ella de suicida, estaba sorprendido, ella amaba la vida, amaba la sonrisa, amaba el amor, amaba sentirse enamorada, estaba seguro que no brincaría, ella era pura vida en su esencia, sus cabellos chinos negros reflejaban la vida, no saltaría y si alguien trataría de arrancarle la vida, seguro que ella lucharía.

-Esta vida no será…-volvió a repetir con la mirada fija en el sol que comenzaba por ocultarse-… porque no soy a la que has amado en otras vidas, porque no soy la misma que te ha hecho compañía, porque he adoptado un cuerpo que te resulta bastante desconocido.

A este punto él simplemente la escuchaba, quería creer que ella no saltaría, necesitaba sentir seguro esa opción, así que no la exaltaría, retrocedió dos pasos.

-Mira que estoy saliendo del cuarto, aléjate tú de la ventana.

Ella viró suavemente hacia él, clavo su mirada en sus ojos y por instantes olvido toda esa locura de los últimos días, con el tiempo había empeorado, había perdido la memoria, lo había dejado de reconocer, por momentos recordaba las caricias, los besos, pero la mayor parte del tiempo veía en él a un extraño, le temía, él actuaba con paciencia, cuando le daban sus crisis solía abrazarla, besarla y mimarla hasta que quedará dormida, los últimos tiempos habían sido sumamente difíciles, duros, él había perdido toda esperanza que ella pudiera recordar ¿quién era él?, pero en ese momento cuando se cruzaron las miradas supo que lo había reconocido, fue como cuando se conocieron, se quedaron en silencio, pero él sabía que ella había vuelto, que ella estaba ahí y que después de mucho tiempo parecía que por fin había recuperado la cordura, quiso acercarse y abrazarla, decirle que la había estado esperando, confesarle sus miedos, quería besarla, besarla, besarla todo el tiempo, hablarle de ella a ella y de él a ella sabiendo que por fin comprendería, se contuvo, sabía que tendrían todo el tiempo de la vida, que ella había vuelto y que había vuelto para jamás marcharse.

-Esta vida no será…-dijo con una sonrisa- … y no me importa porque te volveré a encontrar.-dijo antes de saltar por la ventana ante una mirada de sorpresa que no podía creer lo que veía, mientras ella se dirigía a otro mundo, él se hizo de hielo y perdió todo el sentimiento esperando un día volverla a encontrar.

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