miércoles, 5 de mayo de 2010

Te regaló todo… si te llevas esto.


Te escribo una carta llena de palabras, que la escribo a la luz de la luna, fiel testigo que todas estas noches he pensado en ti, te escribo esta carta esperando encontrar la forma en que sepas que el tiempo pasa, pero no pasas tú, que con el paso de los años, mas te quedas en mi piel y todo eso que parecía haber quedado en el ayer, cuando me da un poco de frío suele ser mi eterna compañía.

Que me he cansado de inventar pretextos que saben a mentiras, de convencerme a mí mismo, que no te necesito, pero es ¡que mira no te necesito!, que me lo digo diario, que me lo digo siempre, que me lo digo cuando me veo en el espejo y me digo ¡no te necesito!, pero cuando llego a la cama la almohada me dice que te extraña.

Que te pienso… y te imagino… y te digo… y te cuento… y te traigo al pensamiento, te sirvo una taza de café, con una cucharada de azúcar y te vuelvo a decir… te repito… te dejo ver esos pequeños detalles que marcaron mi día, que me río y que a veces lloró, pero siempre cuidando tu fiel compañía, que en tu silla nadie se sienta, que en el lado de tu cama nadie se acuesta… que te digo… que te cuento… que me haces falta.

Que nunca pude decirte que si no volvías, yo aquí me quedaba, a la espera de la nada, a la espera que me aguardarás, que tocarás esa puerta y dijeras que te habías equivocado, que el mundo sabe distinto cuando no estás conmigo, que el mundo no es mundo, sino besas mis labios y que las noches son muy largas cuando no escuchas un te quiero… que ha sido duro, que es como un castigo ver que el tiempo pasa, pero nada pasa.

Que tengo los mismos vicios, quizá ahora fumo más y corro menos, que los domingos los sigo pasando en casa, que a veces me quedo dormido con la televisión prendida y que en la nevera nunca encuentras nada, que la ropa esta peleada y que la luz casi no entra en casa, que la luz era tu sonrisa y que la oscuridad sabe a tu ausencia.

Que las tardes de lluvia me dan un poco de vida, el soplo, el olor a tierra mojada, todos esos sueños, esas tardes de amarnos con locura, esos secretos, tu camino apresurado y mi manera de amar pausada, como si tuviera todo el tiempo, que quizá tengo todo el tiempo… el tiempo para extrañarte… porque ya no estás conmigo.

Que es la vieja melodía la que suena en mi cabeza, esa que provocaba que bailarás toda la noche y la que escuchábamos siempre en tu carro, que vienes, que vas, pero nunca te quedas, que llegas en mis sueños, que me dices, que me tomas, que me pides, que me extrañas, que me quieres, que me llamas, que me dejas, que te pierdes, que me extrañas, que me añoras, que limpias mis lágrimas, que me quitas la vida, que me quitas todo, que me dejas sin nada, que te fuiste, que te fuiste, ¡que te fuiste!... pero dejaste una huella, que no hay camino para seguir, más que abandonar esta puta vida… te regaló todo… si te llevas esto… y esto es mi puta vida, mi efímera existencia que no tiene sentido cuando tú no estas conmigo.

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