No soy ajeno al dolor de muchos, mucho menos cuando esos muchos llevan la sangre de mi patria, me asusta, me inutiliza, me acobardó tan sólo de ver las imagenes y pensar que podemos perder la guerra, tengo tanto miedo y aunque muchas veces pude imaginarme que ocurriria en un momento como este, no creí llegar a vivirlo.
Se muy poco, pero se lo necesario, se que duele, se que asusta, se que desespera, lo vi lejano y hoy lo siento a un lado, le temo... no voy a ocultarlo, pero no puedo encerrarme y ser ajeno, no puedo ser ajeno al dolor, no tengo las manos atadas y tampoco un impedimento para hacer oración.
Creo en el poder de la oración y por eso estoy aquí, invitando a todo aquel lector pérdido que nos unamos en oración y pidamos por que esto pasé rápido y no deje una huella tan profunda que resulte inborrable.
Lamento la pérdida de aquellos que han partido dejando un dolor en su familia ante esta situación.
Hoy más que nunca me siento orgulloso de ser mexicano y se que unidos todos saldremos adelante como siempre ocurre, como siempre lo logramos, ¡México, no pierdas la fe!, que si lo pedimos de corazón, la vamos a librar, Dios los bendiga.
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