sábado, 18 de abril de 2009



Empiezo un texto sin la certeza de saber como va acabar, tal vez ni siquiera se que es lo que me gustaría decir en este momento y quizás sería mucho mejor dejar un espacio en blanco que se asemejé a los silencios que tanto te gustan, tal vez te reconforté y tal vez terminé de darte el último empujón para que te armes de valor.

Debería ser sincero, pero si soy sincero tendría que aceptar que no me gusta tu decisión, no tengo una razón clara, ni tampoco argumentos, simplemente me cuesta aceptar que cada uno empieza a vivir sus vidas y como le dije a alguien que recientemente me encontré por accidente, no se trata de que ya no me caes bien y no te habló, sino que la vida cada día nos hace más lejanos.

Podría ser que lo que necesites es una carta dirigida hacia ti de todos aquellos que te queremos donde te decimos dale para adelante, eres grande, te ira muy bien, seguro aprendes mucho, ve a la Cámara, disfruta, pero tal vez lo único que yo quiera decirte es sigue tu corazón, confía en tu instinto, si a mitad del camino descubres que has errado el camino, siempre habrá tiempo para plantear una estrategia distinta.

Empiezo a dudar que seguramente debí haberte cortado las alas cuando era el momento, de esa forma me aseguraría que estuvieras siempre a mi sombra y a mi disposición, para hacerme segunda o tal vez para hacerme sentir tantito un poco más seguro, pero cortarte las alas a ti, es quitar un sueño, desaparecer una esperanza, pero sobre todo callar una voz.

Alguna vez te dije entre nuestras pláticas raras y nuestros momentos de desvaríos filosóficos y confesiones a corazón abierto que te siento grande, te quiero cerca, pero ese no es el caso, tienes la voz, sólo tienes que aprender a hacerte escuchar, no gritar, alzar la voz, sólo hablar claro y esas maravillosas ideas con seguridad un día cambiarán el rumbo de muchas otras historias que necesitan que les hables y que necesitan de una guía.

Nunca pierdas la pasión y sobre todo nunca, nunca, pero nunca, traiciones tus ideales, mantente firme como un roble, pero aprende a ser lo suficientemente dócil, para no convertirte en una extremista, no se que más podría decirte, lo que si te puedo decir es que te seguiré extrañando y estoy seguro que muchos más lo harán, cuídate, aprende, vive, pero sobre todo siente, siente tus sueños, tus minutos, tus segundos, tus pensamientos, tus sentimientos… de lo que estoy seguro es que difícilmente volveremos a compartir un salón de clases, pero tal vez un día seremos vecinos de curul y sigamos discutiendo tratando de convencernos el uno al otro, Dios te bendiga hoy y siempre.

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