Tus palabras ya no suenan
Ya no me alcanzan, ya no me dañan
Ya no me saben amargas
Y tampoco me consuelan
Estamos condenados a vivir en el silencio de nuestro odio
Por habernos roto tanto
Por haber cambiado
Y no haber respetado nuestro juramento
El silencio hace eco en nuestra casa
Los recuerdos cada vez son más pocos
Son efímeros, se los lleva el viento
Y los borramos con nuestras acciones
Cuando entras a la casa escuchó tus pasos
Pero prefiero hacer de cuenta que nada pasa
De la misma forma en la que actúas
Cuando te regalo una caricia y sonríes buscando una salida
Tus palabras no se escuchan
Tus golpes no me dañan
Tu desesperación no me importa
Tú ya no existes
No hay comentarios:
Publicar un comentario