jueves, 23 de septiembre de 2010

La visita

Sé que no debería de buscarte, pero fue algo inevitable, la costumbre, la rutina y estas ganas locas de jamás olvidarte, solo pasaba por aquí y vi tu luz encendida, comencé a imaginar, que quizá si tocaba la puerta, te hacía reír, me darías un beso y me pedirías que te abrigara, no digas nada, nunca ha sido necesario que lo digas, yo siempre lo he sabido, me tienes en el rincón del olvido.

Pero dame un segundo, quiero contarte como va mi vida, ¿Cómo me fue en el día?, hablarte de lo que sea, es una excusa, un pretexto, un error muy grande, volver a todo aquello que yo creía superado, te ves diferente, espera… no tienes que decirlo, ya sé, he llegado en un mal momento, se que te espera en la cama, en esa que fue nuestra cama.

¿No se te hace raro?, acostarte a su lado, no me lo tomes a mal, pero era nuestro rincón, nuestro lugar favorito, yo ahí te hice el amor, ¿ahora tienes sexo?, ¿le has dicho que juntos pintamos ese cuarto?, ¿sabe de las veces que no dormimos contemplando el universo?, ¿sabes?, yo lo que más recuerdo que fue justo en ese lugar donde tu amor por mí comenzó a quebrarse en pedazos.

Ya, se que quieres que me vaya, pero, ¿nunca me extrañas?, cuando cae la noche, cuando nadie te acompaña, cuando caminas esa ruta que juntos caminamos, yo también quisiera ser como tú, arrancarme el corazón y hacer de cuenta que puedo volver amar con tanta facilidad, no, no tienes que enojarte, he venido en son de paz, ya no tiene caso seguir peleando.

Bueno por último, te juro que es lo último, no te volveré a pedir nada, es más, seremos dos desconocidos, dos amantes errados en el tiempo, dos vagabundos, que lo único que tienen en común es la soledad, ¿te puedo tomar una foto?, estoy perdiendo la memoria, estoy perdiendo los recuerdos o quizá simplemente es que ya no tengo la necesidad de amarte…

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