viernes, 13 de agosto de 2010

Así es Gonzo - Carta de presentación

En el colegio los problemas de los demás eran la mejor forma de aprender una lección, yo creo que por eso desde ahí optamos por el “no pasa nada”, porque sabías que en cuanto aceptabas que algo sucedía rápidamente te convertías en caso de estudio, como esos que aparecen en los exámenes y porque resulta que al final fuiste el único incapaz de ver la solución correcta.

Constantemente la gente me pregunta ¿dónde estudié? Y en seguida me acosan con otra pregunta ¿lo recomendarías?... después de una larga pausa y un incómodo silencio en el que valoro el impacto de una mentira que quieren oír o una verdad a la que no le harán caso, ya que al final se que como todo ser humano se van a quedar sólo con aquello que quieren oír.

Posiblemente si tuviera 5, 10, 15, 20 años diría que sí, pero a mis 25 resulta que me estrellé con el México real y salvaje que no aprendes en los libros de texto, ese que hoy vemos en la noticia y ese del que todos nos quejamos y nos seguimos preguntando ¿en qué momento?...¿ en qué momento del subconsciente?, ¿fue entre ese último café, el viaje a Houston o las noches que no tenían fin en la universidad que la mala suerte como país nos invadió?

Lo cierto es que hoy está de moda coincidir, coincidimos con las ideas más extrañas que nunca se atravesaron en nuestra cabeza, digo en sexto año quizá me hubiera gustado llevar la materia “¿cómo sobrevivir a los ataques de los narcos?”, en la secundaria no me hubiera caído mal llevar un poco de “Ciencias para no perder la paciencia en el servicio al cliente” de cualquier empresa y en la prepa algo más mordaz como “Matrimonio Homosexual I y II” y rematar con “Matrimonio Homosexual y Adopción” para cerrar el ciclo y quizá así poder entender a mi México de hoy.

Hoy me confieso perdido, quizá un poco más que ayer y espero que mi confesión no provoqué esa serie de comentarios que suelo provocar cuando con toda la inocencia digo “no entendí”, sí, de repente se me olvida esa lección tan importante con la que todos hemos crecido si no entiendes de lo que están hablando, sólo asiente con la cabeza y quédate callado.

Creo que no entendí ni la uno, ni la dos, porque ni asiento con la cabeza, ni tampoco me quedo callado como el resto de mis compañeros, aunque bueno, tengo que reconocer que la mayoría de ellos se ven tan felices en sus casas de dos pisos, sus dos hijos, su esposa y su amante, aunque no les termino por comprar esa idea de que muy felices, muy felices y buscan cualquier pretexto para huir de casa.

Lo cierto es que no puedo evitar esbozar una sonrisa ante nuestra realidad, muchos de nosotros fuimos convencidos de estudiar en prestigiadas universidades que nos darían acceso automático a las mejores bolsas de trabajo de las mejores empresas del país… pequeño detalle que nadie vio venir, resulta que muchas de esas empresas cerraron y las que no cerraron, simplemente cortaron a su personal.

O aquella otra historia… sí, esa que la monja nos vendió, a la que no podíamos contradecir, porque sería una falta de respeto, cierto, teníamos la obligación de casarnos y tener hijos, lo irónico es que lo único que va en aumento son los divorcios y bueno, mis amigas, esas que sí se creyeron el cuento del príncipe azul y que ahora creen que la teoría del sapo, aplica para cualquier borracho.

No, si este país es una maravilla y nosotros unas víctimas del sistema, siempre que me preguntan ¿dónde estudié?... suelo dar la misma respuesta… fui educado bajo el sistema del no pasa nada, donde no corro, no grito, no empujo, no era parte de un simulacro de temblores, sino de la vida misma y de todas las acciones que hacíamos, donde Dios era el centro del universo y la esperanza de que siempre vendrían tiempos mejores… bueno, eso era una filosofía de vida, que es tema de otra historia.

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